Imagen de Elza Wagner, a la izquierda, y Silvia en el centro. Silvia y su esposo Patrick fueron los primeros extranjeros que fueron a vivir a La Graciosa, a mediados de los años sesenta. Él era profesor universitario de arquitectura en Oxford y ella pintora y profesora universitaria también. Fueron los dueños y promotores de una casa de singulares formas y color marrón que está situada en la primera línea marítima del pueblo, en dirección a la playa de El Salao.
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